martes, 9 de abril de 2013

Sobre bebés va la cosa

Buenas tardes. Esta vez desde Gran Canaria.

Efectivamente, Luxemburgo ya se me ha terminado, y con él las prácticas en el Parlamento y lo que significaban: tener un trabajo estable. De momento, sin embargo, debo decir que no me estoy aburriendo para nada porque algunas cosas nuevas han venido a llenar mi vida. Considero vital estar en movimiento, así que para mí la palabra «parada» no existe. Puedo estar desprovista de empleo fijo, puedo incluso estar apuntada en las listas del INEM (o, si queremos, «paro»), pero yo no me paro. Y para no pararse, para no estar parado, es necesario estar en movimiento. Lógico, ¿verdad?

Entre otras cositas, me he puesto a prepararme en serio para el Cambridge Proficiency Exam. Como la gran mayoría sabrá, estos exámenes incluyen no solo un apartado por cada una de las «destrezas» tradicionales del lenguaje (hablar, escribir, leer y escuchar), sino también una parte denominada «Use of English», que viene a evaluar más bien nuestros conocimientos de gramática, vocabulario y expresiones típicas (phrasal verbs, collocations, idioms...).

 Creo que podría tener lugar todo un debate acerca de si un examen de aptitud lingüística debería o no incluir una parte así. Yo personalmente opino que no, porque se me ha enseñado que en el aprendizaje de un idioma lo que hay que evaluar son las destrezas. Al menos ahora el examen ha cambiado de estructura y ya el famoso «Use of English» no es un apartado en sí, sino que viene unido al «Reading». En cualquier caso, no voy a profundizar en este aspecto, pues hoy venía a hablar de algo distinto.

 Como parte de mi preparación para el «Use of English», me he puesto a estudiar idioms y más idioms. Puede parecer un poco locura, pero he dado con un buen libro de la propia Universidad de Cambridge que los explica muy didácticamente en breves lecciones temáticas. En general, en las expresiones, refranes y frases hechas sale a la superficie la mentalidad y la historia de los pueblos y es por eso que los considero una parte de la lengua sumamente interesante, si bien también muy difícil de dominar para cualquier extranjero e incluso, me atrevería a decir, para cualquier nativo.

 Les traigo hoy tres idioms que me han resultado muy curiosos y que giran todos en torno a esa figura inocente que son los bebés.


to be left holding the baby

 De esta manera tan gráfica nuestros amigos anglosajones se refieren a todas esas situaciones en las que el resto del mundo te abandona para que lidies a solas con un problema grave y de difícil solución. Vamos, que la familia en peso se marcha al cine mientras el bebé llora como un descocido. Alguien te lo pone en brazos para que te hagas cargo de él, ya que se ve que hoy te ha tocado en desgracia cuidar del pequeño y perderte el cine familiar, y salen todos por la puerta tan tranquilos, dejándote completamente solo para empezar a plantearte por qué está llorando el bebé y tratar de acallar sus berreos cuanto antes.



to be as easy as taking candy from a baby

 Esta es un poquito cruel. ¿Para qué darle a un bebé golosinas si lo que uno pretende es arrancárselas de la mano al momento siguiente? ¿O se las da un adulto y viene luego un niño más grande a quitárselas? Desde luego, en todos los casos la pobre criaturita no tendría la más mínima posibilidad de ganar en la contienda, así que vale, sí, debemos admitir que desde luego sirve como imagen de algo muy fácil de hacer. Mi perturbadora duda es: ¿quién llega  a una idea así? Y peor aún: ¿cómo tiene tanto éxito como para acuñarse?



to throw the baby out with the bathwater 

Pero sin duda esta es la más preocupante de las tres. Se utiliza para expresar la posibilidad de que, durante el proceso de modificar algo en particular, se pierdan cosas buenas junto con las malas. Según explica el libro, antiguamente las familias obreras se bañaban (cuando se bañaban, de uvas a peras o de San Juan a Corpus, por seguir con las frases hechas), por riguroso orden de edad. Comenzaba el cabeza de familia, lo seguía su mujer y luego los niños, del mayor al bebé. Para cuando le llegaba el turno a este último, el agua estaba tan sucia y marrón que era posible «perder» al bebé en la bañera y, en un despiste, tirarlo hacia la calle con el resto de agua al grito del homólogo inglés de nuestro «¡agua va!».


 Será que tengo debilidad por los niños pequeños, pero todos estos idioms me han resultado muy simpáticos y por eso he querido compartirlos con ustedes hoy. Como apunte final, señalo que los anglosajones también consideran que el culito de los bebés es de lo más suave que hay, pues también utilizan, como nosotros, la expresión «as smooth as a baby's bottom». En fin, visto lo visto me alegro de que esta sea la única frase hecha de bebés que compartimos con ellos.