domingo, 16 de diciembre de 2012

DGTrad: Not just translators

En vista de lo provechosa que fue mi visita al Departamento de Terminología, esta semana decidí dedicar un almuerzo y una pequeña sobremesa a empaparme un poquito del trabajo de otras dos compañeras que ahora mismo están haciendo los tres meses de prórroga en departamentos que no son de traducción. Se trata de Fanny, francesa, y Miriam, eslovaca.

Miriam trabaja a tiempo completo en el llamado Directorate B («Dirección B» prodríamos decir en español), mientras que Fanny reparte su tiempo entre este y el Departamento de Multilingüismo y Relaciones Exteriores.

Comencemos por este último. Como su propio nombre indica, el departamento abarca dos campos diferentes, y ambos afectan al trabajo del becario.

Por un lado, la mayor parte del tiempo Fanny lo dedica a la revista TRADivarius (una publicación interna de la Dirección General de Traducción), tanto a escribir artículos, como a revisar los que han escrito otras personas.

Por otro lado, en ocasiones el departamento se encarga de organizar o participar en eventos, como el Día de Puertas Abiertas de las instituciones europeas y luxemburguesas, que se celebró en octubre, o una Feria de Estudiantes en noviembre. En este tipo de eventos se aprovecha para dar a conocer la labor de la DGTrad a las personas de fuera, tanto a los que vienen por simple curiosidad, como puede ser el caso el Día de Puertas Abiertas, como a estudiantes que pueden estar planteándose seriamente forjarse una carrera aquí. Recordemos que Luxemburgo es un país con tres lenguas oficiales, además de buen nivel de otros idiomas extranjeros como el inglés, así que, a priori, estos chicos parecen carne de cañón para el DGTrad.

El Directorate B podríamos calificarlo como el departamento que dirige a las unidades de traducción. Para entendernos: el jefe del Directorate B sería el jefe de los jefes de todos los departamentos de traducción.

Aquí, las becarias realizan distintas labores, como actualizar la web interna del Directorate B con artículos de Internet que puedan ser interesantes para traductores, encuestas o referencias culturales de relevancia actual. También leen los informes de los traductores que han ido de visita a una reunión de comisión en Bruselas y redactan las respuestas.

Una iniciativa que se desarrolla en este departamento y que me parece especialmente original es la del Multilingual Dictionary of New WordsSe trata de un diccionario donde se compilan, gracias a la participación voluntaria del personal del DGTrad, palabras actuales recientemente incorporadas a cualquier lengua de la UE que tal vez aún no están completamente asentadas, pero que son ya de uso cotidiano. Más que como diccionario propiamente dicho, pues no hay equivalentes entre idiomas, está pensando como un libro que hojear por entretenimiento. Lo mejor es que a todos nos han regalado un ejemplar. Mi primer regalo navideño de este año.


También desarrollan otro proyecto muy interesante para los trabajadores del Parlamento al que han dado el imaginativo nombre de Minestrone. Se trata de un programa que permite a un traductor (permanente, no becario) pasar seis meses trabajando en otro departamento. Así, se fomentan la inmersión lingüística y el intercambio de buenas prácticas. El traductor sigue formando parte de la plantilla de su propio departamento y traduciendo hacia su idioma, pero experimenta un cambio «geográfico», pues desempeña su labor en otra oficina, en el seno de otra unidad lingüística diferente.

Como último apunte, el Directorate B tiene la feliz intención de aceptar becarios nacionales de Estados candidatos a la adhesión, que no pueden optar, por tanto, a las becas normales de traducción. Si vas buscando unas prácticas como traductor, obviamente no es lo mismo, pero igualmente puede ser muy interesante para ellos la oportunidad de ver desde dentro cómo funciona la UE y, en concreto, el Parlamento.

lunes, 10 de diciembre de 2012

Cositas que aprendí en Estrasburgo


Como ya he comentado, hace un par de semanas pasamos tres días de misión en Estrasburgo. He decidido que, en vez de hacer una crónica tradicional del viaje, voy simplemente a resumir algunos datos y pequeñas informaciones que me llamaron la atención durante nuestra corta misión.

1. Lo más importante de todo, lo que sin duda más me impactó, ya lo he comentado en esta otra entrada: el hecho de que el edificio del PE en Estrasburgo no se utiliza más que cuatro días al mes y todos los gastos que esto conlleva. No voy a volver a extenderme sobre este mismo asunto, pero sigo creyendo que clama al Cielo.

2. Alsacia parece casi más Alemania que Francia (o al menos una mezcla muy curiosa de ambas). Los rótulos con los nombres de las calles están en francés y en lo que, intuyo, es dialecto alsaciano, que tiene un mucho más que anecdótico parecido con el alemán. Además, la tradición de los Weihnachtsmärkte (los típicos mercadillos de Navidad) está también muy asentada en esta zona. Tanto, que el mercadillo de Estrasburgo es especialmente famoso.

3. La ciudad se vuelve imposible durante la semana de sesión. Cuando llegamos al Parlamento, el día 1 de octubre, nos comentaron que íbamos a hacer este viaje a Estrasburgo unas siete semanas más tarde (del 20 al 22 de noviembre) y nos dieron dos opciones de alojamiento: o bien nos quedábamos en el albergue juvenil (y ellos se encargaban de tramitarlo todo) o nos buscábamos un alojamiento por nuestra cuenta, para lo que nos recomendaban encarecidamente que lo hiciéramos ya. Algunos lo intentaron, pero desistieron rápidamente al ver los precios estratosféricos que pedían los hoteles. Terminamos prácticamente todos en el albergue, pagando 96 euros por dos noches. Con media pensión, vale, pero la comida no era nada del otro mundo y... vamos, era un albergue juvenil. En mi vida había pensado pagar tanto por un albergue. Y según parece, es todo por ser semana de sesión.

4. Las doce estrellas de la bandera de la UE no tienen nada que ver con el número de Estados miembros. Podría pensarse que se diseñó durante la Europa de los doce, pero no. Eso es una americanada pura y dura. Se eligió el doce simplemente por lo que tiene de número simbólico: ya sabemos, doce horas del día, doce meses del año, doce signos zodiacales... eso sin entrar en numerología bíblica. El señor que nos explicó esto nos dijo también que, así como en la bandera japonesa se representaba al sol naciente, en la de la UE el círculo de estrellas forma un sol poniente. No sé hasta qué punto esto se imaginó así o es solo la idea del ponente de la charla, que sobreactuaba un poco.

5. Olvídate de trabajar como traductor para el Consejo de Europa si tu lengua meta no es inglés o francés. Es una pena, porque me encantó la visita al Consejo de Europa y me parece que el trabajo que desempeña es sumamente interesante. Tampoco me importaría para nada vivir en una ciudad tan bonita y bien situada como Estrasburgo. Sin embargo, esa es la triste realidad: sus lenguas de trabajo son solo francés e inglés. Se interpreta también al español y a otras pocas lenguas más, pero son los propios Estados los que pagan por estos servicios. El caso es exactamente el mismo en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (que depende del Consejo de Europa), o incluso peor, porque cuentan con una plantilla muy reducida de traductores y la forma más sencilla de entrar es por promoción interna desde el Consejo de Europa.

6. El Consejo de Europa también ofrece becas. No son de traducción, pero pintan muy interesantes. Por lo que parece, se trata sobre todo de investigar, redactar proyectos de informe y estudios, etc. ¿La mala noticia? No son remuneradas, y Estrasburgo no es precisamente una ciudad barata para vivir. Por si hay algún interesado, aquí va el link a la información y la inscripción a las becas. No son incompatibles con las de las instituciones europeas porque el Consejo de Europa es independiente de la UE.

7. El coste de los servicios de traducción e interpretación en la UE para cada ciudadano es irrisorio. Esto también lo he mencionado antes, pero voy a explicarlo un poco mejor: los gastos de interpretación para todas las instituciones europeas (casi 18 000 reuniones) ascienden a 240 millones de euros. Parece mucho, pero lo cierto es que se traduce en menos de 50 céntimos por ciudadano y año. Si juntamos la traducción y la interpretación, el coste es de poquito más de 2 euros por ciudadano y año.

Valgan estas pinceladas informativas para hacernos una idea de lo que uno puede aprender durante la misión a Estrasburgo, sin duda uno de los momentos clave de esta beca.

lunes, 3 de diciembre de 2012

El trabajo en el Departamento de Terminología del PE


Estos días, por alguna extraña razón, hemos estado bastante faltos de encargos en el Departamento de Español, así que el pasado jueves aproveché un ratito para ir a visitar a mi amiga Sónia, portuguesa, que es becaria en el Departamento de Terminología, con el objetivo de aprender un poco sobre su trabajo diario. Y es que, de los ochenta y tres becarios que somos ahora mismo, setenta y cuatro somos becarios de traducción en los veintitrés departamentos de lenguas del PE. Nuestro trabajo no entraña ningún misterio para los demás porque todos hacemos lo mismo. Lo único que cambia es la lengua meta y alguna mecánica de trabajo que pueda variar de un departamento a otro.

Sin embargo, hay unos pocos que sí hacen cosas bastante diferentes, y entre ellos están nuestros cinco compañeros de Terminología. He pensado que sería interesante también compartir por aquí en qué consisten sus tareas, pues puede haber alguien planeando cursar su beca (o el trimestre de prórroga) haciendo algo distinto en este otro departamento.

Empecemos por decir que el trabajo en Terminología es bastante más variado y que se trata de un departamento diferente a los de traducción en varios aspectos, empezando porque es internacional y continuando porque tienen reuniones de coordinación muy a menudo. En los departamentos de traducción es diferente: generalmente cada uno está trabajando en su propia oficina y no tenemos tanto contacto los unos con los otros.

Además, el Departamento de Terminología cuenta tanto con una web interna (como todos), como con una pública que puede encontrarse en esta dirección: http://termcoord.wordpress.com/.

Algunas de las tareas de los becarios tienen que ver precisamente con esta web, como por ejemplo decidir cuál va a ser el Término de la Semana (Term of the Week), en función de la actualidad mundial, y publicarlo, facilitando el link a algún medio de comunicación que haya hablado sobre el asunto en los últimos días y una imagen de la entrada del término en IATE.

IATE es quizás aquello a lo que los terminólogos del PE dedican más tiempo. Se trata de la gran base de datos multilingüe de la UE, que cuenta con versión privada y pública, disponible para uso de todos (http://iate.europa.eu). Nuestros compañeros de Terminología trabajan comprobando si las entradas antiguas de IATE siguen estando actualizadas, proporcionando nuevas fuentes, contextos o definiciones. También se dedican a crear corpus sobre campos determinados y extraer términos de ellos para luego, de nuevo, comprobar cuál es el estado de esos términos en IATE o añadir nuevas entradas en caso de que no se encuentren en la base de datos.

Además, todos nosotros, los becarios de traducción, debemos llevar a cabo un proyecto de terminología que nuestros compañeros coordinan. De nuevo, el objetivo es que esos diez términos con los que nos toca trabajar a cada uno pasen a enriquecer IATE. Por lo tanto, una vez acabado y revisado por los terminólogos de cada departamento, son los becarios de Terminología los que se encargan de insertar los términos en la base de datos.

Por otro lado, los becarios también trabajan poniendo a disposición de los traductores links a glosarios terminológicos para cada lengua, que aparecen publicados en la página interna del departamento.

Como he dicho, hay reuniones a menudo. En concreto, cada semana hay una reunión de lluvia de ideas para que cada uno proponga cosas que considera que deberían llevarse a cabo. Al menos desde fuera, parece un departamento muy participativo y democrático. Además, me da la sensación de que los becarios tienen más responsabilidades que en los departamentos de traducción, pues su voz realmente se escucha y sus propuestas se llevan a cabo.

A parte de todo esto, en particular mi amiga Sónia está preparando una entrevista con una terminológa muy reconocida, una encuesta sobre la utilidad de IATE para los demás becarios, un seminario sobre terminología para los traductores portugueses y algún otro pequeño trabajo que seguro estoy pasando por alto.

Debo reconocer que, durante la carrera, la Terminología nunca fue una disciplina que me llamara especialmente la atención, pero estoy comenzando a verle otra cara. Sigue sin ser realmente lo mío, no me voy a engañar, pero este nuevo contacto me ha ayudado un poco a despojarme de esa idea de que es una disciplina mortalmente aburrida para pasar a entender que, al menos en el PE, se trata de un trabajo muy dinámico y que es de verdadera utilidad para traductores e intérpretes.